Mejor reconocidos que ignorados
Estoy leyendo “The Upside of Irrationality” de Dan Ariely, en el cual, a través de ejemplos y experimentos reales, nos muestra que, en muchos casos, las decisiones irracionales nos traen beneficios. Y a la vez, que lo que nos marca la lógica no tiene porque ser lo mejor, ni siquiera funcionar, aplicado a muchas áreas de la vida o los negocios. En especial lo que pensamos de las motivaciones que tenemos para trabajar o como el dinero afecta nuestras decisiones.
Un buen ejemplo en el libro es cuando trata sobre las motivaciones en el trabajo, y porque, llegado a un punto, una mayor bonificación no se va a ver reflejada en un mayor rendimiento laboral, sino todo lo contrario, llegado a un límite de recompensa, el desempeño se reduce.
Pero el capítulo que me ha hecho pensar en escribir este post, explica motivaciones basadas en el sentido real de lo que hacemos en nuestro trabajo y de su utilidad. Se basa en un experimento en el que se estudian tres grupos haciendo la misma tarea pero con pequeñas diferencias:
- En el primer grupo, a cada individuo se le da una hoja con un texto donde tiene que buscar frases donde dos “S” vayan seguidas. Por la primera hoja se paga 55 centavos, 50 por la segunda, y así hasta la página 12 y siguientes que serían gratis. Una vez terminada cada hoja, el individuo tiene que escribir su nombre en la misma y dársela a un examinador que revisa el resultado, inclina la cabeza con un gesto positivo, y deja cada hoja en un montón. Cada individuo puede parar cuando quiera. Este grupo los denomina “Reconocidos“.
- El segundo grupo, que denomina “Ignorados“, sigue básicamente las mismas condiciones, con dos diferencias, no se pide escribir el nombre en la hoja, y la misma se pone en el montón sin ninguna revisión.
- Por ultimo, el grupo de “Desmenuzados“, tras entregar la hoja al examinador, éste la destruye inmediatamente delante del individuo.
Estamos en un experimento, que únicamente mide la diferencia entre el reconocimiento de un trabajo, sin cambiar otras condiciones del mismo. ¿Cómo afectará este reconocimiento a la productividad de cada grupo? Parémonos un momento a pensar, ¿cual sería la diferencia real en el número de hojas por grupo?. Como todos podremos suponer, los Reconocidos son los más productivos con 9.03 hojas de media, siendo los más bajos los Desmenuzados con 6.34. ¿Y los Ignorados? No muestran gran diferencia con los Ignorados, con una media de 6.77 hojas. El hecho de reconocer un trabajo y que el mismo tenga un sentido y una utilidad, incrementa la productividad un 47%!!!!
En un entorno cada vez más industrializado y automatizado que elimina el objetivo final dividiendo las tareas, cuando analicemos como mejorar la productividad, sería bueno que pensáramos en este experimento. ¿Estamos explicando el significado y las consecuencias de su trabajo a todos los empleados? ¿Estamos reconociendo su trabajo de una manera real y constante? Si quieres destruir un equipo, nada mejor que no prestarles atención y después destruir su trabajo delante de ellos. Seguro que todos conocemos, por desgracia, ejemplos de estas situaciones. Recordemos que no trabajamos solo por dinero, sino por buscar un sentido y una utilidad en lo que hacemos y producimos.
Otra idea que se me ocurrió al acabar de leer este capítulo, fue que las motivaciones no solo se aplican al individuo, sino que se pueden extrapolar a un grupo, e incluso a un país. En España, con la crisis actual, nos encontramos en un momento en que no se reconoce nuestro trabajo y esfuerzos, ni individual ni colectivamente. Nadie nos da una palmada en la espalda, y efectivamente, todos podemos ver el efecto desmotivador de las malas noticias, de no sentirnos orgullosos de lo que hacemos ni de lo que somos. Y creo que el cambio debe de empezar en nosotros mismos, valorando el trabajo de nuestros compañeros, sintiéndonos realizados por los resultados de nuestros esfuerzos. Empezar a apoyar y reconocernos entre todos, los cambios en el modelo y las mejoras de productividad vendrán como consecuencia.
Empecemos a crear “Reconocidos”, en nuestros trabajos, en nuestras vidas, en el país, para no correr el riesgo de acabar todos en el grupo de los “Ignorados”.