El significado de la innovación
La palabra innovación es una de las que nos llenan la boca a todos en el mundo empresarial, y ultimamente hasta la he oído dicha por alguno de nuestros políticos. Todos hemos escuchado (y también dicho, al menos en mi caso) que nuestras organizaciones tienen que ser más innovadoras, o que si no conseguimos innovar en nuestros productos y servicios corremos el riesgo de perecer. Pero, ¿de verdad entendemos lo que significa querer o practicar la innovación?
Una cultura de innovación se compone de dos actitudes o conceptos fundamentales:
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Mentalidad abierta. El famoso "mindset" inglés o todas aquellas costumbres, creencias y experiencias que definen nuestra mentalidad, tienen que ser puestas en duda. Dejar atrás el "siempre lo hemos hecho así" o el "si algo funciona, no hay que cambiarlo". O asumimos que todo puede ser objeto de cambio y mejora, o no creeremos de verdad en la innovación.
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Trabajo duro. Normalmente vemos la gran idea y no valoramos todo el trabajo que hay después para hacerla operativa y viable. El éxito de cualquier nuevo producto, servicio, o proceso, pasa por trabajo constante de diseño, prueba y mejora.
Dejadme poner dos ejemplos que creo significativos de estas ideas, además del mundo tecnológico y de las dos empresas con mayor valoración bursátil actualmente: Google y Apple.
Si hoy hablamos de una empresa que es paradigma de la innovación, desde la continua prueba y error de nuevos productos, hasta la libertad de creación dentro de la compañía, Google estaría seguro en nuestra lista. Creo que no necesito explicar cómo tiene la mentalidad adecuada para innovar. Pero solo la cultura no es suficiente, pasa también por asegurar que su producto estrella, el buscador, no se queda parado y seguir mejorándolo continuamente. ¡Google actualiza su algoritmo 500 veces al año!, es decir más de una vez al día. Podemos imaginarnos la cantidad de trabajo, de equipos de desarrolladores y de pruebas y error para la mejora del algoritmo y del motor de búsqueda, sabiendo que nunca se pueden conformar con lo que tienen.
Y el otro gran ejemplo es el de Apple, paradigma de organización capaz de reinventarse y a la vez crear tecnología que ha cambiado muchos de nuestros hábitos. Su fundador, Steve Jobs, además de demostrar su pasión por el trabajo, era fundamentalmente un perfeccionista. Primero es capaz de creer en una idea que puede ser revolucionaria como un teléfono con la posibilidad de hacer muchas más cosas y con un diseño distinto (¡incluso sin teclado!, una aberración en aquel momento). Y segundo, y más importante, empujar a la organización a trabajar sobre esa idea hasta hacerla lo mejor posible. Como él mismo dice:
"Mi trabajo no es hacérselo fácil a la gente. Mi trabajo es hacerlos mejores."
Por ello, si de verdad queremos innovar, debemos de ponernos a ser constantes en la mejora de muchas pequeñas cosas. Busquemos el perfeccionamiento de cada paso de manera continua, y siempre mirándolo con nuevos ojos y una mente abierta. Y si tenemos una gran idea, pongámonos inmediatamente a trabajar sobre ella, sabiendo que solamente con mucho esfuerzo puede convertirse en un éxito. No olvidemos tampoco, que es aplicable tanto a nivel personal de tus hábitos de vida, como en una empresa.